Der Weg von der Stadt in das Zimmer - Stationen verschiedener Öffentlichkeit

Entwurf, Berlin

Anwesenheit und Verborgensein

Der Wunsch nach immer größerer Beweglichkeit - als positiven Wert in der Arbeitswelt, sowie als Ideal im persönlichen Leben - verändert die Ansprüche an das Wohnen. Wird anstelle eines langfristigen Fixpunktes nur ein temporärer Verbleib gesucht, dann verschiebt sich die Bedeutung von Heimat. Der moderne Nomade muß sich gegenüber einer neuen Gemeinschaft, die er wieder verlassen wird, positionieren. Sein Verhältnis zur Stadt und seinen Bewohnern ist ein kontinuierlicher Wandel aus Abstand und Nähe. Beides wird im gleichen Maße gesucht. Sich dem Treiben der Stadt hingeben und präsent und aktiv daran teilhaben, aber auch sich zurücknehmen, eine Distanz aufbauen, sich verstecken. Fremdsein und Dazugehören. Alleinsein und Einsamkeit wechseln sich ab mit Verbundensein und Geselligkeit.

Von dieser Interpretation des temporären Wohnens ausgehend, wird eine Struktur geschaffen, die in besonderer Weise die Übergänge und Schwellen thematisiert. Der Weg von der Stadt bis in das Einzelzimmer des Hotels ist ein Prozeß, bei dem verschiedene Stationen, die sich in ihrer Privatheit unterscheiden, durchlaufen werden. Häufig verwandtes architektonisches Mittel zur Formulierung der Schwellen ist der Aufbau eines visuellen Kontakts ohne das der physische Weg dorthin offensichtlich wäre.

 

Situation

Auffällig an dem Grundstück Bülowstraße 69 ist sein etwas ambivalenter Charakter, der zwischen offenliegendem, sogar exponierten Bereich und zurückgezogener Enklave hin und her pendelt. Die Schwierigkeit spüren zu können, was dieses Grundstück sein will, verbindet sich mit dem heterotrophen Charakter des Wohnhotels, einerseits Stadtelement andrerseites Fremdkörper zu sein.

 

Öffentliche und private Räume

Die Trennung und das gleichzeitig nahe Nebeneinander gemeinschaftlicher und privater Räume ist Kennzeichen des Typus Hotel. Das Wohnhotel ist eine Komposition aus gemeinschaftlichen und privaten Räumen. Die gemeinschaftlichen Räume sind teils der Stadtöffentlichkeit, teils nur der Hotelöffentlichkeit zugänglich. Die allgemein zugänglichen Räume sind stets so zusammengefügt, daß sie an bestimmten Stellen ineinander übergehen oder aneinandergrenzen, wodurch sich Sichtachsen ergeben, die das Gebäude in vertikaler und horizontaler Richtung “durchschaubar” machen.

In den unteren Geschossen ist der Anteil der öffentlichen Räume größer und nimmt in den oberen Stockwerken, in denen diese durch die Zimmer ringförmig umschlossen sind, ab. Die Zimmer grenzen, durch vermittelnde Schwellen abgetrennt, immer an die öffentliche Bereiche.

 

Schwellen

Der Blick des in die Lobby eintretenden Besuchers zeigt exemplarisch wie verschiedene Situatuionen in dem Wohnhotel aneinandergrenzen , dabei einen visuellen Bezug haben können, aber dennoch getrennt ablaufen. Die Verbindungswege erschließen sich erst auf den zweiten Blick, d.h. im weiteren Voranschreiten im Raum. Das sich Bewegen eröffnet immer auch Entscheidungsmöglichkeiten.

 

Zimmer

Neben den gemeinschaftlichen Flächen bilden die Zimmer den privaten Wohnraum. Es gibt zwei Zimmergrundtypen, die sich in ihrer Ausstattung und Größe unterscheiden. Um die Abgeschiedenheit zu ermöglichen, wird die Zimmerwand aus einem L-förmigen Möbel gebildet. Das Möbel ist Schallschutzelement und nimmt das Grundmobiliar in sich auf: Tisch und Bett sind ausklappbar und - im größeren Zimmertyp - gibt es eine Küchennische, die mit einer Schiebetür abtrennbar ist. Das L-Möbel bietet außerdem die Möglichkeit, sich auf einfache Weise mit vertrauten Dingen zu umgeben und sich so den Raum schnell aneignen zu können. Die Schicht der persönlichen Dinge unterscheidet die Zimmer, läßt die eigenen Welten entstehen.

Das Fenster - das erste und letzte Element  auf dem Weg von der Stadt in das Zimmer - ist ebenfalls als tiefe Schwelle, als Möbel entworfen. Der Bewohner kann es als Schaukasten oder Beobachtungsplatz begreifen - es dient dem hinein- wie dem hinaussehen.

Proyecto, Berlín

Presencia y recogimiento

El deseo de tener cada vez más movilidad –siendo esta tanto valor positivo en el mundo del trabajo como ideal en la vida personal- hace cambiar las exigencias en lo referente al habitaje. Al buscarse una permanencia temporal en lugar de un punto fijo a largo plazo, se desplaza el significado de hogar. El nómada moderno tiene que posicionarse ante la comunidad que de nuevo abandonará. Su relación con la ciudad y sus habitantes se da en un cambio continuo entre distancia y cercanía. Ambas se buscarán en igual medida. Entregarse a la actividad de la ciudad y tomar parte en ella. Retirarse, crear distancia, esconderse. Sentirse ajeno y, al mismo tiempo, parte de ella. Soledad y sociabilidad se alternan.

Partiendo de esta interpretación del habitar temporal, se persigue una estructura que tematice de forma particular las transiciones y los umbrales. El trayecto de la ciudad a  la habitación de hotel es un proceso en el que hay que recorrer varias estaciones que se diferencian por su grado de privacidad. Como medio arquitectónico de formulación de los umbrales, he potenciado frecuentemente el que se establezca contacto visual aun cuando no sea evidente el camino físico de comunicación entre los puntos en contacto.

 

Ubicación

Lo que llama la atención del terreno situado en la Bülowstraße núm. 69 es su carácter un tanto ambivalente: es una zona expuesta y, al mismo tiempo, un enclave retirado. La dificultad de poder percibir lo que este terreno quiere ser está relacionada con el carácter heterodoxo del hotel, que es parte integrante de la ciudad y, asimismo, cuerpo ajeno.

 

Espacios comunes y privados

La característica ditintiva del hotel como tipo de habitaje es la separación y, asimismo, la inmediata contigüidad entre espacios comunes y espacios privados. El hotel-vivienda es una composición de ambos. Los espacios comunes son en gran medida accesibles para el público en general y para los clientes del hotel. Estos están siempre comunicados entre ellos o bien porque en determinados puntos unos dan a otros o bien porque colindan entre ellos. De esta disposición resultan ejes que permiten recorrer visualmente el edificio tanto vertical como horizontalmente.

La parte destinada a los espacios comunes es mayor en las plantas inferiores y disminuye en las plantas superiores, donde estos están rodeados por las habitaciones. Los umbrales son aquí el elemento mediador que separa las habitaciones de las zonas comunes al tiempo que las comunica.

 

Umbrales

La vista ante la que se enuentra el que entra en el lobby muestra de forma ejemplar el discurrir independiente de diferentes escenas que, sin embargo, visualmente se relacionan formando parte de un todo. Las líneas de comunicación se abren en un segundo momento, a medida que se avanza en el espacio. El moverse amplía las posibilidades de decisión.

 

Habitaciones

Las habitaciones conforman, junto a las superficies de uso común, el espacio privado. Hay dos tipos básicos de habitaciones que se distinguen por sus equipamientos y su tamaño. Como medio de aislamiento, la pared de la habitación se constituirá con un mueble en forma de L. El mueble aísla acústicamente y acoge el mobiliario básico: la mesa y la cama plegables y, en las habitaciones más grandes, un cajón con puerta corredera en el que está la cocina; posibilita, además, rodearse de forma fácil de los  objetos personales y apropiarse rápido del espacio. El plano constituido por la disposición de los objetos personales permite la aparición del mundo propio.

La ventana, primer y último elemento de camino hacia la habitación, ha sido diseñada, en tanto que umbral profundo, también como mueble. Puede usarse como vitrina o como lugar desde el que observar el exterior pues está tanto para mirar hacia dentro como hacia fuera.